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El agricultor que no sabía vender su cosecha

José era un hombre de unos 40 años aproximadamente, residía en uno de los campos más productivos del país, ya que había logrado heredar de su padre una cantidad de tareas de tierra que le permitían mantener a su familia de manera moderada, sin amplias expectativas y acostumbrado mas que todo a un modelo de negocios que copió de su difunto padre, el cual dedicó toda su vida a la agricultura, pero que nunca pudo obtener grandes beneficios.

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José, como todo agricultor tradicional, estaba en pie desde un poco antes de las 6 de la mañana, día tras día, tomando su café para luego hacer sus labores cotidianas, revisar que los productos que tiene en sus tierras, se encuentren al nivel adecuado para lograr tener una buena cosecha al final de la jornada y que esto ayude con los gastos que cada vez aumentan de manera significativa en su hogar, debido a que dos de sus hijos mayores ya se encuentran en edad y condiciones de ir a la universidad, algo a lo cual el no tuvo la oportunidad, pero que si considera importante que sus hijos puedan estudiar y lograr lo que el por otras circunstancias no pudo.

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José era reconocido en su ciudad por ser uno de los agricultores que mejor preparaba sus cosechas, sus frutos eran codiciados por los comerciantes de otros pueblos y ciudades que luego revendían a los grandes supermercados y comercios de alimentos premium, y fruto de eso había logrado un importante acuerdo con una de las franquicias comerciales más importantes del país, sin embargo, había un grave problema que no lograba descifrar José, dentro de sus escasos conocimientos empresariales, pues su padre lo había encaminado, enfocado simplemente en como lograr tener mejores cosechas, pero nunca se imaginó que la forma de comercializar los productos iba a cambiar de manera drástica.

El gran negocio

Producto de su entrega al trabajo y dedicación, así como el fino aprendizaje obtenido de la sabiduría de su difunto padre, José había logrado un importante acuerdo con una de las franquicias comerciales más importantes del país, pero había un único problema, como esta era una franquicia de productos premium, se enfocaba en comprar productos seleccionados, es decir, no compraba la cosecha completa de José, el acuerdo a lo más que llegaba era a una compra de un 25% de dicha cosecha, aunque el precio obtenido era bastante importante, José no sabía que hacer con el 75% del restante de la cosecha, pues entendía que debía venderlo al mismo precio que el 25% que compraba la franquicia comercial con la cual tenía el acuerdo.

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Como era natural y porque sus productos eran excelentes, José recibía múltiples ofertas de comerciantes de la zona y de diferentes regiones que llegaban a cada momento a su finca, una de las mejores cuidadas de la zona, pues su padre siempre enfatizaba en que debía tener todo bien cuidado y organizado, ya que eso ayudaba a tener mayor control de todo en dicho entorno, sin embargo, resulta que ninguno de los comerciantes llegaba al precio que pagaba la franquicia con la cual José tenía un gran acuerdo, pero que tan solo se llevaba el 25% de los productos, y José no entendía que los demás comerciantes no podían pagar un precio igual por el 75% de los productos restantes, sino que eso iba determinado por la calidad del producto, pues la franquicia se quedaba con el producto premium, y aunque el restante era bueno, no alcanzaba ese nivel del 25% vendido.

El fracaso de José

El acuerdo de la venta del 25% a una franquicia importante le representaba a José y su familia un ingreso fijo al finalizar cada cosecha, sin embargo, esto no era suficiente para cubrir los costos, tener ganancias, pagar la universidad de sus dos hijos y los gastos cotidianos de la finca, y José no lograba vender el 75% restante de su cosecha, pues los demás compradores no ofrecían el precio que el entendía que debían pagar, por lo que al final terminaba perdiendo ese 75% de su inventario.

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José no lograba entender que debía necesariamente vender el 75% del resto de sus productos a los demás comerciantes a un precio inferior, incluso, ese 75% se tenía que subdividir, pues los productos no eran todos iguales, por lo que unos seleccionados tenían un precio y a medida que la calidad descendía la oferta de dichos productos, bajaba.

Lamentablemente José no lograba entender el modelo de negocio que tenía enfrente y que le estaba representando más pérdidas que ganancias, ya que pensaba que todo su inventario debía venderse al mismo precio, sin detenerse a pensar que esto le iba carcomiendo sus recursos y que si no tomaba una decisión en ese sentido, podría llegar a perder su finca, una herencia de su padre, la cual había visto como cada día este se afanaba en lograr llevarla al nivel en que se encontraba, pero debido al cambio de negociaciones y a la selección del inventario, ya no sabía como reaccionar.